Y sueñan los sueños que al anochecer mientras duermo,
navegan los besos y el paladar se vuelve caudal de querencias
y un vendaval de caricias,
hace barquitos de papel en este cuerpo mío hecho mar para tu desembocadura.
Cauce tibio, arena tendida, sal de mi mar…
La luna brilla en el cielo de tus ojos
y tu carita titila de alegría cuando la brisa de mi boca pronuncia tu nombre.
Tu cuerpo de palmera se agita
para crear la imagen perfecta en el paisaje de este amor apasionado
y las olas bailan al ritmo del acoplamiento.
Luego, en el horizonte el sol se asoma y el alba se confunde
con el aroma sereno de tu salinidad.
Y sueñan los sueños que al amanecer mientras despierto,
mis labios son sonrisa y el puerto donde los recuerdos compartidos no zarparán jamás.